Monologo de ti


Es febrero, y estos días el cielo no ha tenido compasión con las gotas que envía para llevar hasta ti cada lágrima que lloro por tu ausencia. Marco con un movimiento desesperado de mis piernas cada gota que cae al suelo; no aprendí a navegar mas en estos charcos dejado por la lluvia navego en tu búsqueda.
El frío que se cuela a través de mi piel, toca mi alma y me recuerda que está viva, profundamente dormida pero viva.
Todos dicen que te olvide, hasta se atreven a decir: ¡lo siento, olvídalo no fue ni será para ti! Entonces repito tu nombre en voz alta para evitar que a pesar del silencio o de la muerte mi voz te olvide, luego lo susurro serenamente; lo acaricio como  paseo por tus escritos, por tu recuerdo que me lleva al lugar llamado nada, complejidad tras complejidad; esa que no es estar juntos, si no nunca separarnos, tal como las gotas que caen y al estrellarse se dividen, son distintas sí, pero siguen siendo la misma gota.
Unas mariposas se han posado sobre mi piel, ellas a diferencia de ti tienen alas, mas por lo mismo a veces te confundo con ellas, bueno realmente te confundo con todo lo que tiene alas, con todo lo que vuela libre en el viento.
Cae una vez más la noche y tengo miedo; miedo que no esperes que vuelva y si tu vuelves no me encuentres, aunque las gotas pueden decirte que no volveré, pero que aquí estaré si vuelves, aunque vuelvas solo el día del ultimo adiós, el adiós después de la muerte.

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